Cómo trabajar y no morir en el intento

4 claves para trabajar, ser productivo y no morir en el intento

Vivimos en una época en la que abundan las actividades. Hace tan solo unos años atrás era común que alguien cumpliera con su trabajo y se fuera a casa para descansar.

Ahora eso no es tan común porque algunos se llevan trabajo a otros lugares, aun cuando no sea de forma física, sí lo hacen en sus pensamientos recurrentes.

También hay otras condiciones que han cambiado. Por ejemplo, antes había menos tráfico de autos, menos gente que subía a los trenes, lo cual se traducía en tiempos de traslado menores.

En la modernidad hay teléfonos inteligentes con redes sociales a quienes muchos le dedican tiempo excesivo, hay mayores llamadas que contestar porque en donde sea que estés pueden ubicarte. En fin.

Entonces vemos personas que no pueden ni siquiera comer con tranquilidad, que no tienen tiempo para sí mismos.

Algunos optan por programar su agenda, pero esta no es siempre la solución porque a pesar de ser muy efectivos en ello, las 24 horas no dan para más.

La programación no es milagrosa y lo que, muchas veces corresponde, es priorizar. De lo contrario, el cuerpo se acostumbra a altos niveles de adrenalina que luego terminan por resultar poco sanos para el organismo.

Si te habitúas a este circuito, experimentarás mayor cansancio, irritabilidad y la serotonina, la hormona principal que contribuye a regular los estados de ánimo, se verá agotada.

¿El resultado? Riesgo inminente de enfermedades graves asociadas al estrés y una parada obligatoria por querer saltarse de forma brusca el ítem ‘bienestar’ de tu cuerpo.

A continuación te damos 4 claves para que retomes el control de tu agenda laboral, cumplas tus metas y vivas para disfrutarlo.

  • Establece tu propósito para ser más productivo

Hay quienes quieren lograrlo todo. Así que se llenan de actividades que no tienen nada que ver con aquello que es relevante.

Para evitarlo, define qué es lo que quieres y qué es lo que vas a lograr el día de hoy.

Sí, ya sabemos que en tu programación incluiste un montón de tareas y que en ella parece que todas son logrables en el horario que te propusiste, pero la realidad es otra.

Eres humano y necesitas descanso. Entonces decide que es aquello que es ‘importante’ y ‘urgente’ para ti.

Si no es urgente, hazlo antes de que se convierta en ello. Atiéndelo cuando solo es importante.

Verifica que lo que hayas definido sea alcanzable. No quieras salvar al mundo en un día ni hacer de golpe todo eso que tienes atrasado solo porque alguna frase en Facebook o Instagram dice que todo es posible.

  • Aprende a decir ‘no’ a otros y ‘sí’ a ti mismo.

Este equilibrio no es sencillo de lograr y tal vez se deba al hecho de que la educación en las escuelas y en el hogar está diseñada para que seamos obedientes y comprometidos con todos, menos con cada uno de nosotros mismos.

Así que creemos que no tenemos tiempo, pero muchas veces la realidad es que se lo ‘regalamos’ a otros.

Practica tus ‘noes’ más a menudo, diciéndole ‘no’ incluso a la culpa que pudieras llegar a sentir. Haz una lista de aquellas personas y situaciones a las que siempre le dices que sí, pero con cuya decisión no te sientes bien.

Incluso practica tu ‘no’ sin justificarte y sin dar excusas. Explica que no quieres o no puedes porque sientes cansancio o porque no te apetece salir, comer o estar en determinado evento.

Lo que verás es que a medida que dices más veces ‘no’ a los otros, te estarás diciendo ‘sí’ más veces a ti.

  • Diferencia entre lo que es el pasado y el presente

Has actuado mucho tiempo de la misma forma y eso te ha hecho creer que eres ‘así’, que no hay nada que puedas hacer al respecto, que eres un desastre manejando tu agenda, complaciéndote a ti, etc.

Eso solo genera culpa y estancamiento.

El presente es el espacio temporal en el que puedes construir futuro. Por reiterativo que suene, el presente es hoy.

Pero no lo vivas para repetir cómo has sido. Todo lo contrario, esta es la oportunidad para que comiences a trabajar en el diseño de la persona que decidiste ser.

El hecho de que lo hayas intentado varias veces no significa que no puedas lograrlo ahora. Revisa qué falló en aquellas ocasiones y toma cartas en el asunto.

Tal vez necesites un mentor, una sesión con un psicólogo o con un coach, un libro para aprender a gestionar tu agenda, etc.

Pero ten en cuenta algo, hay por los menos, dos tipos de cambio:

-Cambios radicales: suceden de golpe, suelen ser traumáticos y no sostenibles en el tiempo.

-Cambios incrementales: suceden lentamente, se viven con mayor bienestar y se mantienen en el tiempo.

Elige tú el que más se adapte a lo que buscas.

  • Relájate para que tu agenda no te consuma

Suena obvio, pero no lo es.

Muchos aconsejan a otros que se relajen, pero ellos mismos no lo hacen, de modo que se pierden de la energía y los beneficios que esto produce.

Por ejemplo, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard, demostró que aquellas personas que se relajaron durante 20 minutos continuos, redujeron sus niveles de estrés en un 50%.

Suena bien, ¿no? Estamos hablando de 50% mayor paz mental y lo que eso conlleva para el cuerpo y la capacidad para hacer otras actividades.

Una excelente opción para relajarse es la meditación, ahora llamada mindfulness.

Es probable que estés pensando en que meditar es muy difícil y que no sabes cómo hacerlo. Pues no.

Meditar es tan sencillo como fijar tu atención en algo y concentrarte tranquilamente en ello.

Una forma sencilla de lograrlo es sentándose en una silla cómoda, cerrando los ojos y respirando mientras hinchas tu estómago de aire, no tu pecho.

Es bueno que sepas que van a seguir viniendo pensamientos, sobre todo cuando no tienes el hábito, pero cuando comiences a hacerlo parte de ti, vas a experimentar una energía y una paz que pocas veces habías sentido.

Esto, sin duda, te permitirá llevar tu agenda de una forma más sana y tener índices de productividad y concentración más altos.

Trabajar mejor no siempre tiene que ver con dedicarle más horas, sino con estar en las mejores condiciones psicológicas, emocionales y físicas posibles para lograr tus objetivos.

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