Ladrones de tiempo y el home office

Los ladrones de tiempo son aquellos hábitos y actividades que hacen desperdiciar parte del tiempo mientras se trabaja, pequeñas interrupciones o pausas que distraen de la tarea principal que se está realizando. Los ladrones de tiempo son enemigos de la productividad; ya que reducen entre un 50% y un 70% la cantidad de horas reales de trabajo, afectan a la concentración y a los niveles de atención, provocan retrasos de entre seis y nueve minutos cada vez que se cae en ellos y retrasan la consecución de las metas.

Los ladrones de tiempo más frecuentes

Existen dos tipos de ladrones de tiempo; internos y externos. Los internos son aquellos que vienen del trabajador; que surgen de su conducta y de su modo de gestionar su tiempo, como:

  • Trabajar en modo multitarea, haciendo varias cosas a la vez.
  • No tener una planificación adecuada, así como trabajar sin objetivos o motivación.
  • No saber decir que no o delegar tareas.
  • Procrastinar, posponiendo tareas. 

Los externos son los que no se pueden controlar por parte del empleado:

  • El teléfono, el correo electrónico y los chats internos de empresa.
  • Las reuniones de trabajo.
  • Las interrupciones y las peticiones de otros compañeros. 

Además, al trabajar en un entorno que no es el laboral, pueden aparecer con más facilidad nuevos ladrones de tiempo como ciertas tareas del hogar o pendientes personales

¿Cómo ganarle a estos ladrones de tiempo

Para combatir a los ladrones de tiempo; lo primero es aceptarlos “Ninguna fuga de tiempo aparece de la nada. Es recomendable que el trabajador haga autocrítica y establezca posibles áreas de oportunidad de este tipo en su desempeño”.

El segundo paso consiste en conocer las causas; si se trata de algo interno y es una cuestión de la organización personal. El tercero radica en “implementar métodos que neutralicen este tipo de prácticas de modo que no se sigan repitiendo”. Para ello, es vital realizar las tareas según la importancia de las mismas, establecer los objetivos y ser capaz de frenar las distracciones.

Ante una interrupción, se necesita aproximadamente unos 15 minutos para recuperar la concentración perdida. Para evitarlo, existen algunas pautas muy sencillas que se pueden incorporar al día a día para combatir a estos ladrones de tiempo:

  • Desconecta por momento el correo: Para evitar consultar el correo electrónico o el chat interno de la empresa, es conveniente tenerlos cerrados mientras se está realizando otra tarea. Una vez terminada, y antes de comenzar con la siguiente, es momento de revisarlo. En cuanto a si hay algún tema laboral urgente, no te preocupes, recuerda que siempre hay otras vías de contacto más inmediatas como el teléfono.
  • Reuniones eficientes: Preparar las reuniones con anterioridad evita que estas se prolonguen más de lo necesario, y se debe establecer una hora de inicio y de final. Además, hay que convocar solamente a las personas implicadas para que la pérdida de tiempo no afecte a más personas de las necesarias.
  • Poder decir que “no”: Llamadas inesperadas, peticiones de ayuda puntuales… cuando te enfrentes a una interrupción, hay que ser capaz de decir que no o aplazarlo para más adelante, ya que atender estos asuntos ayuda a la persona en cuestión, pero puede repercutir negativamente en nuestro rendimiento.
  • Tener una lista de prioridades. Aunque la fecha de entrega tiende a ser la cuestión más importante, conviene comenzar la jornada por la tarea más difícil, y dejar para última hora las más sencillas y que menos esfuerzo supongan, pues la concentración baja conforme las horas pasan.

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